miércoles, noviembre 25

Quieto ladrón!

  
     Hace unos días publiqué en este blog una entrada sobre una frase de Shakespeare que así decía:

La torpe trangresión de un niño de escuela que, en su alegría por haber encontrado un nido de pájaros, lo muestra a su compañero, quien se lo roba.

Perteneciente a la obra "Mucho ruido y pocas nueces" ("Much Ado About Nothing"). Lo solté así sin más para, un día como hoy y tras haber reflexionado sobre ella, comentarla.

¿Cuántas veces no nos hemos sentido frustrados cuando, tras haber puesto interés en algo, alguien llega y nos lo "roba"? ¿Cuando, por no habiéndonos atrevido a apoderarnos de él del todo, ese algo se escapa y se fuga a otras manos?

No se trata de un contexto material, todo sea dicho, sino más bien de un contexto emocional o ideal. En el segundo caso, se puede hablar de derechos de propiedad, o aquellos atribuidos a los medios creativos. Pero el primer caso, el primer caso es mucho más complicado.

Para el contexto emocional, nos podemos encontrar ante dos situaciones: por un lado, que sí que ese "algo" se haya introducido al futuro ladrón que al observarlo decide tomarlo, por otro lado, que sea nuestra propia incapacidad de decisión o acción la que ahuyente al objeto/sujeto.

Con un ejemplo, (que no es ningún caso en particular).
¿No les ha pasado alguna vez que, por no atreverse a dar una señal inequívoca al amado/a, ha pasado cierto tiempo y éste/a ha encontrado otros brazos? ¿Que por el simple efecto de la vergüenza o del qué dirán, hemos llegado a perder aquello que más deseábamos?

Y, ¿a qué viene todo este rollo? Pues bien, les daré un consejo que probablemente ya conozcan o que, quizás, no sean del todo conscientes de ello:
Tenemos una sola vida (bueno, esto depende de qué cultura, pero para el caso nos sirve). Una SOLA vida. ¿Son realmente conscientes de este concepto? ¡Ya nunca volverán a ser niños de nuevo! ya nunca podrán volver a hacer cosas que ahora sí podrían. No es un elogio al Carpe Diem, no se confundan. Se trata de ser Conscientes de que tenemos los momentos contados. Tampoco es un escepticismo o fatalismo. Simplemente, que hay veces en las que en lugar de dedicar tanto tiempo a la razón, es mejor atender a la emoción. No se trata, tampoco, de actuar sin cabeza. Si quieren algo, y lo desean con todas sus fuerzas, pongan en su mano todo lo que les sea posible con tal de alcanzarlo. No dejen que se les escape.

No dejen que el miedo a que el pájaro les pique les impida tener la única oportunidad de tocarlo.

Esto es una oda a la oportunidad y a saber decidir.  A dejar, en ocasiones, el "qué diran" a un lado y centrarnos en nuestros objetivos.

Si no lo intentas, jamás lo conseguiras. Si no experimentas, jamás crecerás.

Así que, Buenas Noches, y Buena Suerte.

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