martes, octubre 13

Capítulo 2: una pared

Aún queda una pared. Bueno, en realidad quedan más... pero solo se nota una.
El problema es que son tantas las opciones que no llego a decidirme.
Mentira. Es la pereza que hace uso de sus armas y consigue que no pinte.

He pensado en una ciudad. Sé que no era lo primero que había dicho, pero creo que son combinables. Es que vi en un libro de cócteles que tengo... (no podía ser en otro :p) un paisaje urbano desde una perspectiva aérea, en la que sólo se veían rascacielos y bares. Y esa zona es un bar. Luego tiene lógica. Y la pared es grande, luego caben las dos cosas.

Haz la pregunta. En serio, hazla.

Lo sé. Sé que puede parecer difícil de dibujar... pero ya lo he ensayado en una hoja y no m ha salido mal. bueno. me ha salido bastenate bien, de hecho.

y ahora la siguiente pregunta. no te cortes.

¿La luz? Vaya... esa no la esperaba.... bueno... el fondo sigue siendo blanco....es que va a ser en plan cómic, vamos, que sigue habiendo luz.

Yo creo que es una buena idea.... haré un boceto.... quizás lo suba.... está bien, lo subiré....

Esperemos que pereza marche a otra casa...

jueves, octubre 8

Capítulo 1: el día que aparecieron los colores

Pequeña… Pequeña y nueva… o antigua, según se mire.
Azul. Y crema. Y blanca. Y púrpura. Y letras negras.
Ha costado mucho esfuerzo, y dinero, por qué no decirlo. Pero es bonita. Y acogedora. Y mía.

Aunque he de admitir que la primera vez que la vi… la primera vez que la vi, era oscura, y vieja, y solitaria, y triste. Pobre. A lo mejor es que la vi un mal día.

Pero entonces… ¡zas! Un brochazo… y otro… y otro… y mejor cambio a un rodillo que si no, se me duerme la mano. Ahora todo avanza más deprisa. Azul. Como el cielo. Un poco más oscuro. Como el mar. Un poco menos verde. Azul. Indescriptible azul.

Blanco, para el techo. Como las nubes o una hoja de papel sin escribir. Más blanco. Como la mente en un examen. Como la luz. Blanco nuevo.

No es crema. Es Casablanca. ¿Casablanca? De nuevo, no hay palabras. Es… es… como si a amarillo, le echas blanco… pero más dulce… más elegante. Sin palabras. Casablanca.

Y, de repente. Cae el bote al suelo. Como la sangre, la pintura se derrama dejando su huella sobre a moqueta. Menos mal que la íbamos a quitar,la moqueta, digo. La pintura, blanca. La moqueta, roja. Vaya espectáculo. Es evidente que la pintura blanca no ha podido sucumbir al…

Púrpura. No granate, ni morado, ni violeta. Sólo púrpura. Como las uvas de los cuentos. Más claro que el vino, pero más oscuro que un lirio, y más rojizo. Un púrpura casi color de vino…

Entras a la casa y te vuelves púrpura. Si miras a la derecha eres azulejo blanco con adornos años 60. Suerte que al entrar, una brisa azul con tonos casablanca te acoge. Y ahí, entre el cielo y las nubes, te sientas a leer la pared blanca. Blanca con letras. Pero blanca en el fondo.