lunes, diciembre 28

Un intento de escribir...


       Lo sé. Llevo un tiempo sin publicar nada. Pero no es por falta de rigor, sino porque creo que para poder escribir es necesario tener una inspiración, un "algo" que nos empuje, que nos incite a plantearnos cosas y, después, a escribir sobre ellas, a reflexionar sobre ellas. Personalmente, creo que el escribir no es más que una vía para que nuestra alma se desahogue.

No hay nada mejor que un folio en blanco.

No hay mejor momento que el de poner la primera letra. La primera palabra. El primer pensamiento.

La primera frase es posible que cueste. Es posible que la llevemos pensando un tiempo. O que, tras verla escrita, decidamos cambiarla por completo. Pero tras el primer punto. Nuestra mente comienza a ser un hervidero de ideas. Las palabras, artículos, los sentimientos... todo fluye... nuestros dedos ya no responden más a los dictados de la razón... sino a un poder mucho mayor... a un poder ante el que no respondemos... y solamente cuando hemos llegado al final y despertamos de ese "pequeño trance" releemos nuestras palabras y nos encontramos ante párrafos y párrafos que no sabemos cómo han llegado hasta ahí.

Curioso proceso el de escribir.

Curioso el mundo de las ideas.

He de admitir, que acaba de ocurrirme eso. mientras que esta entrada iba a tratar sobre el destino, me encuentro con que ya he ocupado algo más que una simple introducción hablando sobre el proceso de escribir. Y otras tantas cosas que podría reflejar en estas líneas. Pero quizás, y puesto que es algo más que un placer, deba dosificar ese trance... y continuar, en otro momento, desvelando sus más oscuros secretos...

Es más, les invito a que prueben la dulce droga de la palabra. el arma más embaucadora. Y la más poderosa. Mientras tanto, hablaré sobre el destino en la siguiente entrada.

Punto final.

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